lunes, 7 de enero de 2008
Como ovejas al matadero
Lo que no me gustó para nada del año nuevo en el centro de Londres fue el regreso. Me sentí como en un rebaño de ovejas que llevaban al matadero.
Apenas terminaron los juegos pirotécnicos -que en verdad estuvieron de maravilla y arrancaron sucesivos vivas de un público que aquí delira con esas cosas- estaba preparado el regreso. Como quien dice, nadie se podía quedar en aquellos alrededores. Los pubs y bares cercanos estaban cerrados. Era imposibloe encontrar un sitio donde vendieran una cerveza. Todos lo sabían y habían llevado sus bebidas en botellas de plástico y de cristal, y en licoreras y en latas que quedaron regadas por el suelo.
La policía tenía cerradas las calles de tal manera que la multitud tuviera qué dirigirse a las estaciones del tube de los alrededores. Sin alternativa. O lo que hicimos, caminar, alejarnos de allí para evitar semejante chichonera. Aquello era una marejada humana que avanzaba apretujada, despacio, como al despeñadero.
Nos demoramos más de una hora en llegar a una estación cercana a Elephant and Castle, donde pudimos tomar el underground o metro o tube. Y otra hora para llegar a Morden, el sector donde vivimos, pero allí el transporte estaba reducido al mínimo. Mucha gente esperando y los buses eran fantasmas. Y los que llegaban no nos servían. Otra hora allí a la espera del bus 93, que se llenó como lata de sardinas porque era gratis y al fin nos dejó cerca de Love Lane.
La fiesta del recibimiento del año tuvo un sabor maluco al final. Creo que no volveré.
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2 comentarios:
Estimado señor:
Lo saludo desde el paramo, donde muy seguramente usted recuerde a un comentarista esporadico de sus columnas. Sepa usted que le escribo tan ansioso como vacilente: ansioso por entregarle mis más sinceros saludos y por volver a tener noticias suyas, despues de tanto tiempo; vacilante, pues asumo esto como un atrevimiento,que espero usted perdone.
Por demas, el motivo de este comentario no es otro que felicitarle por su nuevo blog. Me sorprende la forma con la que usted se sorprende. Sus renovados ojos ingleses.
Despidiendome, le estrecho afectuosamente las manos.
P.d. Que saludes de Puta.
Gracias, Franco por sus comentarios. Bienvenido siempre aún sea bajo el nuevo ropaje de Pascualito...
Retorno los saludos a la mamá de Nono.
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