domingo, 23 de marzo de 2008

¡Nieve...lluvia con nieve!


Por fin nieve en Londres, en mi barrio, en Wandsworth, cuando ya se supone que entra la primavera.
Dicen que esta transición es más fría, más dura. Y parece a veces. Ha llovido casi todos los días, ha corrido un viento tenaz, frío, que tuerce los árboles y obliga a los transeúntes a caminar más rápido, casi a correr, o los frena, los detiene como si los amarrara del suelo.
La temperatura no sube de manera sensible. Se mantiene en un promedio de 2 a 8 grados. Los días son nublados, con momentos muy pasajeros de azul y sol, y las noches de luna heladas y despejadas, como para que nadie salga. Pero la gente sale. Apenas un día tuvimos un rato de 10 o 12 grados que se sentían como un paraiso.
Esta mañana a las 8:30 comenzó a caer la nieve. ¡Qué bella nieve! La que ansiaba ver, sentir sobre mi mano -que era lo único que me atrevía a sacar por la ventana. Nieve real, copos hermosos balanceándose en el viento que cambiaba de rumbo con suavidad o con fiereza.
¡Nieve delante de mis ojos! ¡Qué verraquera!
Pero sólo duró unos minutos.

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