viernes, 29 de agosto de 2008

Notícula - Museos venderán colecciones



El anuncio de que los museos deberán vender algunas de las colecciones que mantienen guardadas, tanto para comprar nuevas como para enfrentar sus crisis, ha causado malestar y polémica entre los directivos más de mil 500 de estas instituciones en el Reino Unido.

Algunos directivos arguyen que va contra la ética negociar así con las obras que en el fondo pertenecen a los donantes y a las comunidades: “A los benefactores no les gustará que un día cualquiera se vendan las obras que ellos aportaron”. Pero otros han ido más lejos y han procedido de acuerdo con la directiva de la Asociación, que dio el visto bueno a la venta de dos obras reconocidas, The Triumph of Love, de Edward Burne-Jones, y Jasmine, de Albert Moore, por 600 mil y 800 mil libras, respectivamente, “pues no hacían parte de las obras más cercanas al corazón de la Galería Watts, en Crompton.

Sir Roy Strong, ex director del famoso Museo Victoria y Alberto, en Londres, dijo “bienvenido el cambio”. Y Mark Taylor, director de la Asociación de Museos, aceptó que se guardan muchas colecciones de arte que el público no puede ver. “Magníficas colecciones se archivan puesto que se consideran sin interés”.

jueves, 7 de agosto de 2008

La comida donde Antonio





Esta sí fue una casualidad de la vida. De las buenas.
- Antonio es un español, chef recién retirado, con casi 20 años en Londres, que resultó convertido en personaje de un corto que Karl Elterwaag, compañero de Clau, realiza como trabajo final de su maestría en cine.
- Karl conoció a Antonio gracias a Daniel, un nigeriano que hace encuestas y que también fue reclutado como actor.
- Y nosotros conocimos a Antonio porque Clau hace la cámara de una parte de la película de su "classmate".
Así que cuando Antonio invitó a una comida (almuerzo) en su casa de Brixton, estábamos en la lista. Y de una vez nos anunció el menú:
- Sangría
- Tapas españolas de entrada: Langostinos, chorizo, queso manchego, jamón serrano y aceitunas.
- Paella, al estilo asturiano: con mariscos y pollo.
- Postre: torta helada con fresas.
- Vino espumoso catalán, de una edición especial.

Y aquello fue una delicia. Da hasta pena contar los detalles. La sangría estaba sabiamente equilibrada y fresca. Suave. Sin estridencias. Las tapas, impecables. Los langostinos enteros, sin pelar, el queso ni duro ni blando, cremoso. El chorizo y el jamón, "eavemaría".
Pero la paella se llevó, para mí, los elogios. Qué ricura de paella la que sirvió generosamente Antonio, con la ayuda de su esposa colombiana -de Medallo- Angélica.
Todavía creo tener en mi boca aquellos sabores. Todavía me parece sentirlos como una magia que me hizo feliz.

Carnaval del Pueblo



El domingo 3 de agosto se celebró en Londres el más grande festival latino de cada año, que llegó a su décima edición: el Carnaval del Pueblo.
Como resulta obvio, se pretende reunir a la comunidad de Latinoamérica en un parque para que tenga la oportunidad de festejar, de encontrarse, de comer algo de su tierra o de los vecinos, de comprar regalos típicos y de escuchar su música.
Lo rico fue que el Carnaval comenzó con un desfile nutrido y bulloso, en el que aparecían grupos representativos de las culturas latinas, unos más vibrantes que otros es cierto. Miles de personas los iban aplaudiendo, como si presintieran de una vez la fuerza de la reunión en el Burgess Park, en la zona de Elephant and Castle, a donde fueron llegando todos.
La llovizna no opacó la fiesta. La gente fue guiada con claridad hacia los diferentes espacios: el escenario principal, la zona brasileña, la zona de la nueva generación, la zona andina, la zona de la salsa, el punto de encuentro mexicano, la zona colombiana, la zona de los niños y la zona de juegos.
En cada sito había puntos de venta de artesanías y de comidas. Incluso se "colaron" algunos restaurantes hindúes, árabes y tais. Pero todo resultaba válido y oportuno. Vale decir que la comida mexicana, la colombiana y la peruana eran las más solicitadas. Las filas eran respetables. Pero también es necesario reconocer que muchos alimentos se quedaron en las intenciones. Es decir, parecían ser lo que por dentro no eran. Siempre pasa.
Las músicas, en cada zona, tenían su público enardecido. Pero no se peleaban la una con la otra. Y el escenario principal presentaba los espectáculos en vivo, siempre tratando de ofrecer lo propio, lo que hace vibrar, lo que eriza los vellos.
Música y llovizna. Almuerzo y llovizna. Vientos fuertes y fríos como de un otoño adelantado. Pero nadie se movía.
El Carnaval del Pueblo reunió a miles de personas. Unos dicen que 10 mil. Otros que 20 mil. Vaya uno a saber en semejante parque. Lo cierto es que muchos ingleses y habitantes de Londres provenientes de otras regiones, estaban allí curiosos y alegres, gozándose la tarde larga del verano frio que fue bajando al final un poco los ánimos.
Latinos por miles y miles en Londres. En el mismo punto. Uf!
...
Nota: Ni un café que valiera la pena en este Carnaval. Ni la sombra de la Federación de Cafeteros. Ni el rastro de la mula de Juan Valdez. En esta ciudad el café colombiano permanece escondido en algunos supermercados, y ya. Promoción? Mercadeo? Presencia? Penetración? Venta? Degustación? Cero.

Notícula - Crímenes con arma blanca



La noche del 6 de agosto un joven de 18 años cayó herido mortalmente cuando al salir de una tienda quedó entre el fuego cruzado de dos pandillas, en el sur de Londres. Era el 22 adolescente asesinado este año en Londres, el primero a bala. Los otros 21 fueron muertos a cuchillo.
La ciudad está conmocionada. Las gentes y las comunidades reclaman seguridad y tanto el primer ministro, Gordon Brown, como el alcalde, Boris Johnson, han autorizado a la policía medidas extraordinarias, como requisar sospechosos en plena calle, retenerlos sin más e interrogarlos. En el último mes han sido detenidas más de mil 500 personas, la mayoría menores de edad. Y ya fueron anunciados 30 nuevos grupos de la policía que se encargarán de vigilar los trenes, el "underground" y los buses.
Las pandillas hacen su fiesta en la ciudad y el ambiente de intolerancia se va volviendo denso y preocupante. La única ventaja es que las autoridades son eficientes e implacables. Pero ni eso parece atemorizar a los portadores de cuchillos, desde hace unas semanas considerados delincuentes por tan solo llevarlos.