Por fin nieve en Londres, en mi barrio, en Wandsworth, cuando ya se supone que entra la primavera.
Dicen que esta transición es más fría, más dura. Y parece a veces. Ha llovido casi todos los días, ha corrido un viento tenaz, frío, que tuerce los árboles y obliga a los transeúntes a caminar más rápido, casi a correr, o los frena, los detiene como si los amarrara del suelo.
La temperatura no sube de manera sensible. Se mantiene en un promedio de 2 a 8 grados. Los días son nublados, con momentos muy pasajeros de azul y sol, y las noches de luna heladas y despejadas, como para que nadie salga. Pero la gente sale. Apenas un día tuvimos un rato de 10 o 12 grados que se sentían como un paraiso.
Esta mañana a las 8:30 comenzó a caer la nieve. ¡Qué bella nieve! La que ansiaba ver, sentir sobre mi mano -que era lo único que me atrevía a sacar por la ventana. Nieve real, copos hermosos balanceándose en el viento que cambiaba de rumbo con suavidad o con fiereza.
¡Nieve delante de mis ojos! ¡Qué verraquera!
Pero sólo duró unos minutos.
Dicen que esta transición es más fría, más dura. Y parece a veces. Ha llovido casi todos los días, ha corrido un viento tenaz, frío, que tuerce los árboles y obliga a los transeúntes a caminar más rápido, casi a correr, o los frena, los detiene como si los amarrara del suelo.
La temperatura no sube de manera sensible. Se mantiene en un promedio de 2 a 8 grados. Los días son nublados, con momentos muy pasajeros de azul y sol, y las noches de luna heladas y despejadas, como para que nadie salga. Pero la gente sale. Apenas un día tuvimos un rato de 10 o 12 grados que se sentían como un paraiso.
Esta mañana a las 8:30 comenzó a caer la nieve. ¡Qué bella nieve! La que ansiaba ver, sentir sobre mi mano -que era lo único que me atrevía a sacar por la ventana. Nieve real, copos hermosos balanceándose en el viento que cambiaba de rumbo con suavidad o con fiereza.
¡Nieve delante de mis ojos! ¡Qué verraquera!
Pero sólo duró unos minutos.
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