Clau estaba ahora sí sudorosa, recostada sobre mi hombro. Hizo algunos comentarios sobre el color, sobre pequeños cambios inesperados, y me imagino que los 9.5 minutos se le hicieron largos y tensos. Porque ya se sabía de memoria cada plano, cada escena. Aplauso final y palabras super breves de Roy, de nuevo, para agradecer.
Todos los graduandos se encontraron en la puerta del Curzon para la foto de la historia. La despedida simbólica de las clases, talleres y grabaciones. Luego, después de los agradecimientos para los tres profesores presentes, Abbe, Mick y Roy, se fueron a almorzar al barrio chino y después a la cerveza de rigor, a un pub cercano.
La celebración fue más que plana, dijo Clau cuando llegó. Tampoco era una sorpresa.
¡Labor cumplida!
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