miércoles, 25 de febrero de 2009

Escala en Chicago


Tuvimos que ingresar oficialmente a los Estados Unidos en Chicago, y pasar además por la aduana. Pero fue fácil. No había casi nadie ese medio día –después del cambio de horario- en la fila de inmigración y apenas nos preguntaron de dónde éramos y en qué ciudad vivíamos en Colombia, en la aduana. El oficial de origen mexicano dijo Ah! De Medellín…yo estuve allá y me subí en el metrocable! Sigan.
Como “oficialmente” salimos de la zona de seguridad, tuvimos que volver a hacer la fila para la revisión de los pasabordos, de los pasaportes y de los equipajes de mano. Tocaba quitarse hasta los zapatos. Todo mundo lo hace ya con paciencia, quizás sabiendo que está de por medio la tranquilidad de todos.
Chicago se veía congelada desde el aire. Enorme y blanquecina, adornada por sus árboles esqueléticos, aún sin hojas.

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