Me llega por la ventana entreabierta apenas, a causa del frío, la Habanera, de Carmen, y decido buscarla en mi PC para oirla entera, redonda, plena, en la tremenda voz de Jessye Norman. Y se me paraliza el cuerpo entero.
Bizet se quedó dentro de mí, en un espacio recóndito de mi memoria y de mi piel, desde que una vez, siendo yo muy joven, escuché la ópera completa guiado por el padre Mariño que era coleccionista, conocedor y generoso. Gracias a las explicaciones del caso, lo que ahora llamaríamos contexto, pude disfrutar cada fragmento, cada parte de esta ópera que algunos tildan de ligera pero no por ello menos emocionante.
Después, años luego, pude comprar un disco de acetato de 33 revoluciones en el que se guardaba entera la versión de Carmen dirigida por Costelanetz, que nunca olvido. En adelante la escuché con alguna frecuencia, siempre, como diría Mariño, con el corazón en la mano.
Ahora La Habanera me retrotrae, me devuelve, me encanta. Y me deja repleto de sensaciones ricas y un tanto melancólicas en esta mañana de lunes de octubre, en pleno otoño, que se muestra fría y cerrada.
Bizet me visitó por la ventana y abrió mi espíritu.
1 comentario:
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