Estamos en Londres aún, no se preocupen. Lo que pasa es que Morden se llama este sector de la ciudad, que a su vez hace parte de Surrey, una especie de área administrativa. Se trata de una zona residencial diversa, en su mayoría conformada por edificios de dos o tres casas, con alturas restringidas, y de distintos estratos. Donde nosotros estamos, toda la calle -que allá sería como una especie de avenida corta- denominada Love Lane, es de estrato medio. Hay algunos edificios más nuevos, de casas y de apartamentos, de más valor y aún, unidades residenciales más exclusivas a las que uno no entra así esté siempre abierto el acceso. No hay porterías.
Morden se distingue por su arquitectura tradicional. De hecho, tiene una gran zona de conservación y de restauración, que resulta intocable por fuera. La gente puede hacer por dentro lo que quiera, pero las fachadas se pueden tocar poco: varían por los colores -hasta hace pocos años eran todos iguales- por los acabados y por las entradas o lo que llaman aquí, los porches. Eso hace que los barrios o los sectores tengan apariencia semejante, hermosa.
La casa nuestra está sobre la calle que mencioné: Love Lane. Su número es el 48. Es la de la mitad en un edificio que se divide en tres casas iguales, con antejardín y patio interior, y es relativamente vieja pero está bien tenida, en general, a pesar de que la han convertido en residencia para alquiler. En la primera planta hay una especie de apartaestudio grandecito, pues unieron la sala y el comedor, pero debe compartir con todos los demás la cocina y el baño. En la segunda planta hay tres cuatros. El nuestro es el más grande y el que tiene mejor ventana a la calle. Da precisamente a la zona verde de la avenida. La cocina queda abajo y el baño arriba.
Este sector de Morden es muy tranquilo. Los carros se sienten, claro, pero más en ciertas horas. La gente circula en la mañana, un poco al medio día y en la tarde. Como en los horarios nuestros -de Colombia-. De resto, la zona es semi campestre, propicia al trabajo y a la meditación. Se escuchan los pájaros y suena el viento. Y se oye bien la música. Es rico para caminar y queda cerca de dos parques grandes, bien grandes, a los que uno puede ir a cualquier hora. Aclaro que aquí los parques son siempre terrenos verdes, con pequeños bosques y zonas destapadas, abiertas, para el disfrute de las personas y los animales. Y seguros. Las paradas de bus que más utilizamos quedan a unas cuatro y a unas seis cuadras, y al pié de la primera se encuentra la estación del tren, Saint Helier.
Ahí sí, las fotos valen más que mis palabras.
Ahí sí, las fotos valen más que mis palabras.
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