miércoles, 25 de febrero de 2009

Uyyyyyyyy, San Francisco



San Francisco apareció ante nosotros comenzada la noche. La ciudad se veía amarilla desde el avión, rodeada por un mar negro a manera de mancha profunda.
Mae y Josh nos esperaban en el aeropuerto y verlos me puso feliz. Fuimos a su apartamento, en la zona llamada Potrero, y conversamos varias horas sin parar, gracias a unas copas de vino blanco. Hice pastas con langostinos sofritos en un curry hindú, suave. Como que quedó bueno.
El reto fue recorrer y descubrir la ciudad, gracias a las indicaciones de Mae y de Josh y a los mapas que nos regalaron. Visitamos los puntos clave. Muelles, avenidas, parques, mercados, barrios altos, la ruta del tranvía, la calle de curvas. Teníamos qué recorrer el barrio chino, el barrio italiano, el barrio latino, el downtown y los alrededores de la calle Castro, el barrio gay. Ah, y subir al cerro de los dos picos a maravillarse con la mejor vista de la ciudad y de la bahía.
Y claro, tomamos café delicioso. Fuerte y fresco. Caminamos todos los días, pues el tiempo, excepto el sábado, fue estupendo. Con decir que se nos olvidó el frío de Londres.
Comimos rico en casa de Mae y Josh, jugamos con Suipacha, la gata, escuchamos música en el equipo tremendo que tienen instalado –en realidad, parte del complejo montaje en el que trabaja Josh- y nos desatrasamos de dos años sin vernos y de otras historias más viejas. Por la noche tratábamos de ver películas, tarde, pero estábamos rendidos. Mamados.
San Francisco me hizo una marca. Queda su brisa fría sobre mi piel y su encanto en lo profundo de mi cerebro.
Gracias!!!
 

1 comentario:

manuela uribe dijo...

Envidia de la buena! AMO esa ciudad!