miércoles, 27 de febrero de 2008

En el Lahore Karahi...

Los primeros bocados estaban deliciosos. Sentíamos, Clau y yo, que la comida era el resultado equilibrado de sabores orientales, desconocidos para nosotros pero incitantes.

Sin embargo, poco a poco se fue quedando en la parte posterior de la lengua, y todos sus alrededores, un picante al principio tenue y cada vez más duro, hasta hacernos lagrimear y hacernos sentir congestionados.

Entendimos entonces por qué nos pusieron en la mesa una jarra con agua fría, una de las cosas que se recomiendan para cuando uno "se pica", es decir, cuando ingiere más picante de la cuenta, del que puede disfrutar o soportar.

El "Lahore Karahi" queda en un sector del sureste de Londres llamado Tooting. Yo lo escogí al ojo, después de recorrer la zona en busca de un restaurante hindú para celebrar con una cena mi cumpleaños. Se trata de un sitio sencillo, limpio, nada elegante pero llamativo, que estaba casi lleno de comensales indios, lo que nos daba seguridades.

Pedimos dos platos para compartir -todo se puede compartir en esta cocina- y dos panes típicos llamados naan. Uno era un pollo biryani, picado y cocinado con un curry delicioso, y con ajíes, claro. Y el otro era un plato de cordero con arroz basmati, en salsa de un curry oscuro y ajíes verdes parecidos a los jalapeños mejicanos pero bastante más pequeños.

Bueno, finalmente y gracias a agua fría, comimos cada vez con mayor seguridad, adaptados ya al picante y animados por la mezcla de sabores estupendos, y bajo la mirada curiosa de algunos empleados que se percataron de la picada.

Fue una cena apenas para mi celebración. Con brío.

1 comentario:

Club de Lectura John Reed dijo...

¡Me encanta este blog! Todas las entradas me parecen buenísimas. Esta última hasta me dio hambre... ¿por qué en mi alacena sólo hay atún?
Un abrazo profe Carlos.
Margarita Isaza V.