domingo, 23 de diciembre de 2007

Navidad...¡qué tiempos!

Anoche escuchaba en Trafalgar Square un concierto de villancicos. Las sensaciones eran extrañas. Por un lado me conmovía la navidad, o mejor, el espíritu navideño, lo que esta época causa en las personas, todo lo que nos escarba. Pero, por otro, sentía pena. Es decir, dolor. Una sensación maluca e incómoda que ha hecho una cueva dentro de mí, carcomiéndome, desde cuando supe -hace unos días apenas- de la muerte trágica de uno de mis mejores amigos, Luis Alberto Lopera Restrepo.


Los villancicos tradicionales en inglés, festivos unos y melancólicos otros, me enfrentaron sin compasión con la película que me pasa por dentro, gracias a la cual automáticamente mi cerebro viene reconstruyendo todo lo que nos unió a Alberto y a mí. Y los resultados fueron malucos. Tristes.
Esta navidad, que ya se me había como aparecido en la mitad de camino, sin esperarla aún; que era una experiencia nueva en un país lejano; que ya me había hecho meditar sobre todo lo que me revuelca desde la infancia; que viene ahora a revolverse con el golpe directo a la cabeza que signfica la muerte de mi amigo, es bien extraña. Bella y fría, nostálgica y severa, liviana y densa.

2 comentarios:

Sarita Palacio dijo...

Las navidades acà tambièn son raras... ya no hay tanta alegrìa o la expresan de otra forma... ya casi no veo los populares bailes de mi tierrita donde cerraban calle y mataban marrano... la navidad es extraña, o se està volviendo extraña...
Caruri, haces falta, haces mucha falta... en Medellìn, en la U, en la vida diaria, y ahora en el gtalk, no te pierdas mi adorado maestro.

Maria Alunada dijo...

Aunque hoy es 3 de enero, acabo de leer esta nota, y es la primera que me me hace tragar saliva por la distancia. Que rico darte un abrazo, lo siento mucho!